En Navidad suele estar presente
en muchas casas un Belén que representa la escena de la natividad de Cristo.
Por esta razón, tan acorde a estas fechas, estaría bien ahondar en el origen de
esta tradición cuyos inicios están entre tinieblas. Frecuentemente, se atribuye
su origen al siglo VIII, momento en el que se pone de moda la representación
teatral tanto de la escena de la Natividad como de la Resurrección de Cristo.
En estas se mezclaba la introducción de personajes evangélicos con otros de carácter
profano e inventado.
Pero si existe una fecha que se
sabe a ciencia cierta es la de 1223, cuando San Francisco de Asís tras una
peregrinación a Tierra Santa realiza una representación de la Natividad en la
Cueva de Greccio (Italia) donde ya aparece una construcción de las figuras básicas del Belén: la Virgen, San José, el niño Jesús; así como el Buey y la Mula que simbolizaban la humildad de las circunstancias.
Belén más antiguo conservado en España procedente de Borgoña (Siglo XV- Palma de Mallorca) |
Este punto de partida daría origen a un fenómeno que
se extendería por toda Europa, sobre todo a partir del siglo XVII. Con el Barroco
en Italia es cuando comienza a expandirse el uso de figurillas realizadas con
terracota y decoradas con detalles de cristal y madera. La representación de la
Natividad supuso un simbolismo de poder, de ahí que las figuras estuvieran
vestidas con trajes a la moda de la época con ricas telas y adornadas con
piedras y metales preciosos. Pero no sólo las figuras centraron el foco de
atención, la escenografía cobra en este siglo todo el protagonismo, haciéndose
representaciones de las ciudades de la época. Las escenas costumbristas
reflejan la pura realidad de la vida italiana del siglo XVII, desde las capas
sociales más altas hasta las más humildes.
Hoy en día, la tipología más
famosa es la procedente de Nápoles donde el diseño y realización de belenes se
hizo un arte en el cual colaboraban los artistas más destacados de la ciudad.
Su introducción en España se debe a Carlos III, rey de Nápoles entre 1731 y
1735, quien a su llegada para reinar tras la muerte de su hermano Fernando VI
trajo esta tradición napolitana. En su colocación cada año se invertía una gran
cantidad de tiempo de manera que fuera original y completamente diferente de la
diseñada en años anteriores.
Esta tradición, que ha seguido
perviviendo generación tras generación, cobra vida de nuevo en esta época del
año. Para quienes estén por la Capital este año, una de las mejores
recomendaciones es ir a visitar el situado en el Palacio Real, que consta con
más de 200 figuras y cuya escenografía este año está dedicada por completo al
ambiente ilustrado de la Corte de Carlos III. Un honor al nacimiento del
monarca del cual este 2016 se cumplen tres siglos.
Fotografía tomada de la página web: Hola.com |
Y para quienes estén por la
capital vallisoletana, o quieran hacer una excursión, imprescindible es visitar
el Belén Napolitano ubicado en el Palacio de Villena del Museo Nacional de
Escultura. Ambientado en el Nápoles del siglo XVIII con más de 600 figuras que
combinan lo sagrado y lo cotidiano, recreándose incluso su paisaje con la bahía
y el volcán; así como la arquitectura neoclásica característica de la época.
Fotografía tomada de la página web: Museo Nacional de Escultura de Valladolid |
Tras esto, sólo me queda desear a los mejores compis y profe que paséis unas felices fiestas rodeados de ilusión y los que más queréis. Nos vemos el año que viene ;)
Muy chulo y muy interesante
ResponderEliminarNunca se me había dado por pensar en el origen de los Belenes, y ahora que le leído tu post me parece de lo más curioso.
ResponderEliminarDe pequeño mis padres siempre nos llevaban a mi hermano y a mí a ver los Belenes de las iglesias (y uno impresionante en un cuartel militar). Con el tiempo he perdido el interés, pero me has hecho recordar lo mucho que me gustaban.
ResponderEliminarMuy bien por Cristina y su entrada, así como por los comentarios que ha suscitado.
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