martes, 26 de enero de 2016

¿Vale más una imagen que mil palabras?

Una vez mi madre -muy culta ella-, y tirando de una fuente inagotable de sabiduría, el refranero español, me dijo una vez: “No es solo lo que dices, sino también como lo dices”. ¡Qué razón tenía! Y después del taller que hicimos en clase de Historia, soy mucho más consciente de ello.
A todos nos pareció muy interesante, pero más importante aún, es que nos sirvió para aprender cosas muy útiles de cara a aplicarlo en cualquier ocasión en la que tengamos que hablar. Por supuesto, todos sabemos hablar, pero hay algo que no es tan sencillo. Transmitir. Aunque parezca baladí, cada uno de los detalles cuenta a la hora de exponer algo para otros.
Postura corporal, movimiento y posición de las manos, entonación, ritmo al hablar, principio, fin, primera impresión, gestos faciales, hacia donde miramos…
Cada uno de estos aspectos son solo algunos que, inconscientemente, harán de nuestro mensaje, exposición o conversación, algo distinto.
Si nos mostramos relajados, motivados e introducimos pequeños trucos que solo expertos como Nacho conocen –y ahora, gracias a él, nosotros también- en nuestras explicaciones orales, transmitiremos de una forma diferente y, sobre todo, mejor.
Saber captar la atención con los momentos star, incluir al receptor como una parte vital en el tema y hacerla subjetiva, contar anécdotas, abrir y cerrar la explicación de forma concordante e introducir o evitar ciertos gestos son herramientas que harán de nosotros buenos oradores, que es a fin de cuentas una gran parte del método enseñanza-aprendizaje. La dinámica de la exposición oral en la educación, si se compagina con otros modelos de enseñanza que hemos ido aprendiendo, hará de nosotros buenos profesores, polifacéticos y multidisciplinares según sean los objetivos a cumplir.
La experiencia fue muy positiva y destacable entre las actividades que hemos hecho a lo largo del Máster en general. Se tendría que incluir como taller a toda la clase, no solo al grupo de Historia, pues es importante que todos conozcan lo que aprendimos en el taller.

Como se suele decir: Bien está lo que bien acaba.
 

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